Energía, entropía y el cotidiano
- Nino
- 12 de jul. de 2020
- 4 min de leitura
Atualizado: 8 de set. de 2021

El contexto
Descubrí, en la ciencia de la ingeniería (mi especialidad y hobby), una forma diferente de comprender diversos sucesos en las esferas social, política y personal. Estos eventos se rigen, al igual que los fenómenos científicos, por las leyes fundamentales de la termodinámica, específicamente por la ecuación de la energía libre de nuestro querido Josiah Willard Gibbs, que engloba, en los hechos, el equilibrio energético y un mayor grado de libertad (“Sobre el equilibrio de las sustancias heterogéneas”, monografía publicada en Transactions of the Connecticut Academy, 1876).
En otras palabras, la ciencia establece que los procesos físicos, químicos y biológicos, ocurren en función de las variaciones entre la energía (fuerza) disponible y el grado de libertad involucrado (la tal entropía*). Por ejemplo, en el caso de la ebullición del agua, precisamos transferir energía en la forma de calor-temperatura, para que las moléculas que estaban ordenadas y juntas (baja entropía) en el estado líquido, se “liberen” en el estado gaseoso (mayor libertad o entropía). El ejemplo anterior sería equivalente a lo que sentimos al salir de un ascensor repleto, bajando veinte pisos.
De una forma general, sabemos que nuestro quehacer cotidiano depende de nuestra voluntad movida por la fuerza o energía y, en menor medida (tal vez inconscientemente), sentimos los cambios en el grado de libertad. Intuitivamente, y por causa de la entropía, no nos gusta hacer filas, entrar en autobuses o trenes llenos; no es agradable asistir obligatoriamente a reuniones tediosas, a discursos interminables, enfrentar la rutina o prohibiciones, sin mucho sentido. La lista sigue, pues somos contrarios a las trabas burocráticas, a toques de queda, cuarentenas, bajos salarios, jefes comandantes, internados, cárceles, destierros ni hospitales.
Por el contrario, valoramos las actividades con alto grado de entropía, como vacaciones, movilidad, alegría, primavera y no la intensa lluvia y frío del invierno (hay excepciones…); el tiempo de ocio y esparcimiento y, obviamente, lograr una independencia económica.
* Observación. La asociación entre la entropía con el caos o desorden –reportado innúmeras veces– no es correcta y es ultrapasada y conservadora. La entropía es una función de estado asociada a una mayor libertad, a tener más opciones. Tener más libertad es la fuerza motriz natural de nuestro “modus vivendi”.
La esfera social
Las sociedades y sus gobiernos, en su mayoría, se establecen en términos de estructuras políticas y geopolíticas, razas, religiones, poder económico, intelectualidad. Muchas organizaciones gubernamentales poco democráticas se tornan elitistas, burocráticas, con dominio de fuerza (energía) comandante, con mucha restricción de libertad o de baja entropía.
Otros sistemas, con alta participación colectiva y con austeras políticas públicas, cuidan la distribución adecuada de la riqueza generada y la destinan a la educación masiva y el cuidado de los valores democráticos. En estos sistemas, la energía se transfiere en la forma de inversiones en ciudadanía, aumentando significativamente el grado de libertad/entropía. Los productos obtenidos son la independencia técnica, económica, sociopolítica, respeto de las cuestiones de género y medio ambiente.
La actual pandemia nos muestra una situación especial, de movilidad muy dificultada y, por ello, de baja entropía, interrumpiendo el trabajo físico en las clases trabajadoras y causando empobrecimiento y vulnerabilidad social, con mucha frustración. Las reivindicaciones para retomar la libertad y los necesarios recursos para asumir los compromisos, generan presión en quienes nos gobiernan, por soluciones inmediatas (inyección de energía al sistema). En casos de “impases”, surgen debates acalorados, y ante la falta de acuerdos (ayudas de emergencia) se vienen protestas de millares de indignados.
Las relaciones de pareja
Las parejas, de cualquier índole o género, se establecen inicialmente por los sentimientos de simpatía, atención, amor, sexo, amistad, afecto y caricias (la parte energética). Con el pasar del tiempo, las agitadas agendas de la vida familiar moderna traen consigo el estrés, la falta de tiempo para cuidar la educación de los hijos, la rutina y la preocupación por el pago interminable de facturas y boletas. La intensidad y la mantención de los atractivos del comienzo están también en función del tiempo y tienden a desvanecerse. Los termodinámicos dirían que la energía, en esos momentos, es insuficiente para mantener los encantos, la incondicionalidad, la individualidad, el respeto mutuo, la sensualidad, el erotismo y el sexo. Sumado a esto, el grado de libertad cae drásticamente por causa de la rutina, ahora contaminada por discusiones sin fin. La parte triste es que los conjuntos familiares tienden a extinguirse, a veces de forma dolorosa e irreversible. Infelizmente, no existen algoritmos, modelos ni protocolos para cambiar la situación y reformatear nuestros corazones.
Por lo tanto, debemos estar atentos y valorar la vida en base a los dictados de la ciencia, y siempre cuidando la transferencia de energía y la alta entropía. Se hace necesario proyectar una buena estructura (energía) para alcanzar una vida de pareja duradera, bien argumentada y con mucha libertad. En los momentos de angustia, debemos rescatar y fortalecer el crecimiento de las relaciones, valorar la incondicionalidad, los principios y, si es posible, establecer metas técnicas conjuntas.
Parafraseando a Atkins: “Ninguna otra ley científica ha contribuido más a la liberación del espíritu humano que la segunda ley de la termodinámica. Es la base para comprender cómo y por qué ocurre cualquier cambio”.
Nino
Junio 2021
Referencias consultadas
1. Atkins, P. (2007). Cuatro leyes que impulsan el universo. Oxford: Oxford University Press-OUP, 144 p.
2. Gibbs, J. W. (1876). “Sobre el equilibrio de las sustancias heterogéneas”. Transactions of the Connecticut Academy y American Journal of Science (Volumen 14, 441; 12/1878).
3. Levine, I. N. (2002). Química Física. Nueva Delhi: McGraw-Hill.
4. Popovic, M. (2019). Heliyon 5 (6). DOI: doi.org/10.1016/j.heliyon.2019.e01950
Jorge, son tuyos estos escritos?,no puedo responder tus 5 mensajes ya que no estoy inscrita
Isa
Isabel
Nada mais atual que este texto! Ou sucumbimos a imposição da ordem (social, ambiental, filosófica...), ou lutamos pela defesa da entropia intelectual que está sob ameaça!
Aumentar la entropía... siempre!